La devoción a el Altísimo suscita la furia de los malvados
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“Y vio Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con beneplácito a Caín y a la ofrenda suya”. Génesis 4:4, 5.** El Señor enseñó a Caín y Abel con relación a los sacrificios que eran llamados a traer.